martes, 11 de diciembre de 2007

A la sombra del baobab

Llevo dos semanas en Palma y me da la sensación de que nunca me he ido. Me costó adaptarme al sistema africano y cuando ya estaba más o menos integrado estoy de nuevo en la roca de la mediterránea. Me ha sabido a poco, me hubiera gustado quedarme más tiempo. Me gusta mucho Mallorca y se vive muy bien pero necesito salir a la calle y ver que hay vida. En Tanzania puedes pasar todos los días por el mismo sitio y nunca tendrás la sensación de rutina. En la misma esquina cada día hay un acontecimiento totalmente diferente. Como la voy a echar de menos, creo que voy a pasar el invierno mas tranquilo de mi vida.


Fue en mi primer viaje al África negra, en una playa del norte de Zanzíbar, donde un viejo pescador de rostro arrugado, pelo cano y ojos enrojecidos me habló de una leyenda que asegura que si duermes a la sombra de un baobab regresarás algún día a África.

Con este texto comenzé este blog y con este texto quería despedirme. Ha sido una experiencia increible, no sé si regresaré a Tanzania pero seguro que vuelvo a pisar tierras africanas. He dormido a la sombra del baobab así que tengo una deuda pendiente con el continente negro.
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