Después de tragarnos varios videos musicales de Boney M, Abba y el We are de world USA for Africa (dos veces) llegamos al puerto de Unguja.
La vista de Stone Town desde el ferry es muy bonita y eso que hacía un día horrible. Bajamos del ferry y llovía a mares. Cogimos un taxi hacia el hostal Santa Mónica.
El hostal por fuera tiene su encanto. Son dos casas contiguas del 1890 y están al lado de la Catedral Anglicana. En el sótano de una de las casas se encuentra lo único que queda del mercado de esclavos, las celdas. Es escalofriante ver donde los metían.
Las habitaciones del hostal son una mierda, mejor dicho, están llenas de mierda. Las mosquiteras rotas y llenas de polvo, las sábanas sucias y las ventanas rotas. Había más mosquitos dentro que fuera. No tienen agua caliente y sólo un enchufe que encima no funcionaba. Cambiamos de habitación y estaba igual que la anterior. Menuda noche pasamos, al día siguiente nos fuimos del hostal. Es una lástima que no lo cuiden, se le podría sacar más partido.
El sábado estuvimos paseando por las calles de Stone Town. Impresionantes las puertas talladas de madera. La gente es un poco pesada y cada dos pasos te invitan a entrar en sus tiendas. Al final acabas por no hacerles caso.
El domingo por la mañana Esther y yo fuimos a Prison Island, está a media hora de la costa. Disfrutamos buceando entre corales, estrellas de mar y peces de colores. Visitamos la antigua prisión (sinceramente no es gran cosa) y vimos las tortugas. ¡Son enormes!
Luego por la tarde fuimos a tomar unas cervezas al hotel Africa House y desde allí vimos la puesta de sol. Espectacular. Después cenamos al aire libre en los puestos de comida de Forodhani Gardens. Sirven marisco, pescado y carne. Pero lo mejor de todo es la pizza, está buenísima y no tiene nada que ver con la italiana.
El lunes visitamos el Museo Nacional, antiguo palacio del sultán Bargash (Casa de las Maravillas). Es un edificio de tres pisos y es interesante. Sólo por las vistas desde la terraza de la última planta merece la pena.
Cogimos el ferry hacia Dar es Salaam sobre las 16:30. El viaje de regreso no fue muy agradable. Se movió un poco y una mujer no paró de vomitar escandalosamente durante todo el trayecto. Intentamos desviar la atención de los graznidos mirando y escuchando de nuevo el “We are the world”.
Repetiré seguro.
Kwaheri!

















